Tata Nganga Josè Kimbisa

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Creo en Tata nsambia, Creo en Guatoko Nsambi,creo en nsambi nliri, Santo Cristo Buen Viaje y todos los santos, Nkuenda con licencia de todo nfumbe de tierra kongo loango, kongo real. Padre Nganga de la Santisima Congregacion Religiosa del santo Cristo del Buen viaje, Kunankisi nganga kongo kimbisa batalla tronco de fe, Orden 7 Quimbisa con mayombe guana filo co mulenda Maria Orissaba de la habana, Nfumo nganga del munanso Nfumbe nganga vence batalla tiembla tiembla acaba mundo brama con brama Mante Otunga Mayombe, con la bendicion de Nsambia y la bendicion 7 veces 7 de mis mayores, Jure nganga hasta que ntoto urie mi nkombo, he practicado religion del palo mayombe durante 22 años, para quien asi lo necesite, con la etica y honestidad que esta misma me ha enseñado durante todo este tiempo...... Wiriko Bantu..... Campo Nfinda ta arriba mundo....

sábado, 4 de febrero de 2012

Andres Facundo de Los Dolores Pettit



El 24 de diciembre de 1863 nace la potencia Mukarará Efó o Aknarán Efó, primer juego conformado por ñáñigos blancos. Estos pertenecían a las mejores familias de la nobleza criolla. Ya con anterioridad a estas fechas el segundo Marqués de Casa Calvo había sido desterrado por Tacón, entre otras cosas, por permitir reuniones de negros en su casa. Es precisamente en 1878, el año en que falleció Petit, en que se crea el segundo juego de blancos: Ekorie Efor.

Los cultos que son muy cerrados como es el caso del Palo Monte, y en mayor medida, el abakuá, se rodean de una atmósfera misteriosa, -a veces una leyenda negra que los perjudica-, que los torna muy interesantes a los ojos del neófito. Estas prácticas traídas del Calabar y el Congo, al ser eminentemente secretas, convierten en muy difícil y hasta imposible, el trabajo para el investigador, aunque a su vez es lo que ha asegurado su supervivencia.

En medio de todo ello se alza la figura de Andrés Pettit o Andrés Kongo, aún mencionado a más de un siglo después de su muerte, en la mayoría de las ocasiones con veneración, por los creyentes de ambas religiones.

Tanta era la leyenda que la realidad se perdía en el tupido bosque de historias, anécdotas, referencias escritas o narradas de forma verbal. Y hasta se llegó a pensar lo impensable, -claro que nunca por los continuadores de estos cultos-, de que Andrés Petit era eso únicamente, un personaje legendario.

Dentro del enmarañado ramaje existía un hecho único al parecer verídico por la coincidencia general: había muerto en Guanabacoa, ignorándose el año preciso

Para que no quepan dudas de que se refiere al Petit legendario, el sacerdote transcribió con su cuidadosa caligrafía, parte del testamento otorgado cinco días antes, en que se dice que no sólo recibió los Santos Sacramentos y que era soltero de cuarenta y ocho años de edad, sino que además disponía por su alma las treinta misas de San Gregorio y las mandas pías, pidió que se le amortajase con el hábito del Padre Santo Domingo, se le colocase en una caja sin lujo que se cubriría de inmediato alumbrándose el féretro con cuatro luces puestas encima de la mesa de su habitación en que tiene la imagen del Santo Cristo del Buen Viaje.

Un análisis detallado de esta certificación de defunción nos comienza a trazar una imagen del hombre que nos devela nuevas facetas. Comienza a aclararse el aspecto de que Andrés Pettit, incluido con las diversas religiones que practicó y fundó era, en definitiva, un hombre eminentemente religioso.

Quién sino un terciario dominico hubiera pedido ser amortajado con el traje de fraile. Se conoce que los terciarios, tanto franciscanos, dominicos o carmelitas, realizan los votos de castidad, pobreza y obediencia.

La fecha de muerte nos ofreció la probable de nacimiento, pues tendría que haber ocurrido a finales de 1829 o en 1830. Después de un pesquisaje en las iglesias más antiguas de La Habana, se encontró su fe de bautismo donde era de suponer, en la Parroquia del Santo Cristo del Buen Viaje. Vínculos internos, muy estrechos, lo ligaban a ella.

Andrés Pettit nació el 27 de noviembre de 1829 y fue bautizado el 3 de enero de 1830 según lo atestigua el libro de Bautismos de Pardos y Morenos, tomo 33, folio 209, número 813. Se aclaran otras interrogantes. El apellido Pettit viene dado por doña Leonor Pettit, dueña de su madre, la esclava Juana Mina. Del padre ni siquiera se menciona el hecho de que fuera desconocido y tiene de padrinos a Enrique y Margarita Benedit Pettit, quienes con seguridad forman parte de los amos blancos. Corrobora esta suposición que en el mismo libro de bautismos aparece asentado, inmediatamente después del de Andrés, el de una esclava adulta, también perteneciente a Doña Leonor Pettit y con Margarita Pettit fungiendo de nuevo como madrina.

No obstante el hecho de que aparezcan estos dos importantísimos documentos que prueban su existencia real, se mantienen algunas de las interrogantes y se abren otras más, por lo que se mantiene su condición de personaje enigmático. Es difícil, por tanto, realizar una análisis lo más objetivo posible sin caer en el terreno de la especulación.

Sí podemos ir coligiendo el hecho de que no fuera terciario franciscano sino dominico, como lo prueba la defunción, ya que es poco probable que lo fuera de dos órdenes religiosas diferentes a la vez.

Otro aspecto para aclarar es que en el año 1878, cuando Petitt fallece, el convento de Santo Domingo pertenecía al clero secular agrupado en la congregación de Santo Domingo que con anterioridad había sido de los dominicos, y no es hasta alrededor de 1887 que pasa a los franciscanos a quienes pertenece en la actualidad.

Profundizando algo en la rama Kimbisa o Quimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje fundada por él, si se le realizara un minucioso análisis se pudiera llegar a la conclusión de que siendo su génesis el Palo no debe ser considerada una rama dentro de esta, sino un culto independiente, creación única de Pettit basado en los conocimientos que tenía de este, de Ocha y de la religión católica junto con aspectos del culto traído del Calabar.

Poco o casi nada estudiado, la referencia más amplia sobre este culto la encontramos en el libro de Lydia Cabrera publicado en Miami. Como no es el objetivo hacer muy extenso el presente trabajo, sólo nos referiremos a los aspectos que son tomados de las religiones mencionadas.

En primer lugar, para ser un kimbisero hay que ser una persona honorable, de buenas costumbres, lo que se verifica antes de ser aceptado. Aquí tenemos la primera similitud con la secta abakuá en su esencia más pura.

Después, el iniciado debe prestar un juramento en el que se entremezclan los mandamientos cristianos, pero el primero de todos consiste en jurar por la fe en la existencia de Dios. El animal sacrificado en la iniciación es un gallo (otra semejanza con los abakuá), ya que los animales de cuatro patas (chivos, carneros) se sacrifican cuando es la consagración de un Padre o Madre capacitado, algo así como el equivalente del Tata-Nganga y la Yayi.

El kimbisa jura ante el crucifijo no blasfemar ni maldecir, perdonar a su enemigo, atender a sus hermanos, no traicionar la institución entre otros. Es importante detenerse en específico en uno: perdonar a su enemigo. Este principio es puramente cristiano, en ninguno otro culto de los traídos del África lo encontraremos. No es característica usual de los mayomberos, ni de los ñáñigos, ni de Ocha, el perdón. Al contrario, aplican la máxima de «clavo saca clavo, mayombe tira y mayombe contesta». Esta diferencia es la que independiza a los kimbisa de los demás.

Otro aspecto importante son los rezos. Las plegarias están dedicadas, sin variación alguna, en primera instancia, a Jesucristo. Ya sea mencionado como el Santo Cristo del Buen Viaje o Jesús Nazareno, pero nunca falta como referencia primera.

Una orientación interesantísima es una amonestación a los Padres Maestros: Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios que abunda en copiosas citas bíblicas y desde su mismo título nos remite al Sermón de la Montaña.

UNA DE LAS CELEBRACIONES más importantes de los kimbiseros es la Comida de los Muertos, Despedida del Año Viejo y el Advenimiento del Año Nuevo. Allí mientras se les reza, se canta y baila, se coloca una cazuela con comida (arroz con frijoles y carne de puerco) de la que todos van comiendo con la mano a la vez que bailan alrededor. Rito similar de comunión mediante la comida tienen los abakuá.

De Ocha toma los santos en su carácter sincrético, a través de sus imágenes, y también en la presencia de ellos a través del matari.

No he querido detenerme en las similitudes con el Palo, ya que por supuesto, los kimbiseros realizan sus trabajos a partir de los poderes de los palos y hierbas del monte, y tienen su prenda o nganga que nunca será judía, sino cristiana.

De la prenda famosa de Pettit conocida como Mamá Lola se cuenta que esta fue heredada por su mejor ahijado Jamas fue enterrada con ella como dicen algunos mitos.

Someramente hemos mencionado algunos de los aspectos que hacen prque el culto Quimbisa no es una rama más del Palo Monte, sino un culto, por su esencia cristiana, independiente.

Pero además, si hiciéramos un estudio más profundo del culto de Palo Monte en sus otras ramas más conocidas, Brillumba y Mayombe, notaríamos la influencia de la Kimbisa de Pettit, porque en estas anteriores apreciamos junto a la prenda judía, la cristiana, que no es más que el resultado del sincretismo religioso en el que Andrés Pettit jugó un papel determinante.

Mención aparte y muy especial atención merece su Testamento, protocolado cinco días antes de morir, por el notario Don Luis Justo Marín de Guanabacoa (tomo 2, 1878, Nave 1, estante 6). Con este importantísimo documento se abren otras incógnitas, y nos ofrece datos de interés como la dirección de la casa en que habitaba en Guanabacoa, calle de Candelaria, No. 40; afirma ser hijo de padres desconocidos y bautizado en la Parroquia del Santo Cristo del Buen Viaje. Si desconoció al morir a la humilde esclava quizás fuera que en realidad esta únicamente fungiera como tal o no lo supiera...

Dejando a un lado las especulaciones, el testamento comienza con la proclamación de su fe católica como era característico de la época y con las mismas frases utilizadas por el notario en otros testamentos.

La primera parte es la que aparece transcrita en su defunción. En cuanto a las deudas, éstas no son tantas entre lo que él debe y lo que otros le adeudan. No hay una enumeración detallada para ser un inventario legal, de los cuadros al óleo e imágenes que lega al Monasterio de Santa Catalina, y específica que allí tenía algunos depositados de antemano. En este primer acápite del Testamento ofrece los rasgos de su espiritualidad al pedir cuatro velas al Santo Cristo del Buen Viaje, y el féretro sin lujos, ofreciendo un rasgo de humildad, pero el hecho de solicitar que fuera cerrado de inmediato, posibilitaba que cualquier ceremonia funeraria ritual que se realizara no estuviera a la vista de todos. Abakuá al fin, sus ekobios con seguridad le realizaron el llanto, que siempre se les hace al morir a los juramentados, y quizás el gallo de la muerte lo acompañara en su destino final. Otra de las legendarias versiones sobre su muerte es que lo acompañó su Nganga, pero de todas maneras, existían razones muy poderosas para solicitar el cierre de inmediato de su féretro, y que enigma y leyenda vayan juntos de la mano.

Es significativo que su imagen del Santo Cristo del Buen Viaje fuera legada a Don Domingo Sabate para cuando este regresara del extranjero, los motivos no se consignan y se desconocen.

A su ahijado Francisco Báez le deja la suma de quinientos pesos, y otras pequeñas cantidades a un grupo de personas, indistintamente blancos y negros, «en recompensa de los buenos servicios que le han prestado los agraciados «.

Instituye por su albacea y único heredero a Don Domingo León y Lanouvé, quien se encargaría de repartir los bienes y del funeral.

Esta figura desconocida juega un papel trascendental en el final de sus días, y al parecer era escribano de actuaciones de la misma notaria, ya que es nombrado como tal en otros documentos y escrituras.

Un dato muy curioso es que el testamento no aparece firmado por él porque «...el testador que asegura no escribir haciendo lo de su ruego y designación el testigo Carrió «.

El estudio del testamento evidencia a un hombre religioso, y habría que leer en las entrelíneas cuando dice «con cuantas facultades sean necesarias y las de arreglar judicial o extrajudicialmente su juicio testamentario según le conviniere a Don Domingo León y Lanouvé « lo que muestra que este era un hombre de toda su confianza, ya que esos cultos eran muy mal vistos en la época, considerados aún hasta muy entrado el siglo XX: «cosas de negros».

En cualquier caso, la vida del gran taumaturgo continúa siendo un misterio.

Antes de emitir alguna conclusión hemos de percatarnos de que no obstante tener ya la certeza de que Andrés Petit no es una leyenda, que fue un ser con dotes excepcionales cuya existencia fue real, es poco lo que hemos logrado despejar de ese gran enigma que él representa.

Tanto los creyentes como los libros de referencias lo mencionan con otros nombres agregados al de pila: Andrés Facundo Cristo de los Dolores; sin embargo, en ninguno de los documentos legales encontrados aparecen. Podemos pensar que son adicionados o superpuestos, ya sea al fundar el culto Kimbisa o al profesar como terciario dominico si en realidad lo hizo. Es característico de estas órdenes religiosas (franciscanos, dominicos o carmelitas) agregar un nombre netamente católico en relación con la orden que se profesa. Pudiera ser Cristo de los Dolores y el Facundo tenga más que ver con la afrocubanía. Lola se le dice a las Dolores, y hay que recordar el nombre de su prenda Quimbisa: Mamá Lola.

Son muchas las interrogantes que aún quedan sobre Andrés Petit: por qué en la defunción y testamento se dice padres desconocidos si en la fe de bautismo aparece una oscura esclava como la madre; por qué en su defunción y testamento es un pardo ingenuo si fue bautizado como párvulo esclavo; quién, cómo y en qué momento, a título de qué no fue nunca esclavo el que tomó el apellido del ama; por qué estuvo tan ligado durante su vida al ambiente religioso; quién le inculcó esa fe católica; pero a la vez, por qué vías estuvo imbuido de los cultos afro traídos por una parte de sus ancestros...

Se despeja un tanto parte del misterioso laberinto que es Andrés Pettit, porque lo analizado hasta el presente nos condiciona para aseverar que fue un hombre básicamente religioso, asceta y célibe, como los grandes místicos.

El mágico contrapunto de Pettit

Independiente de las sombras que dificultan un cabal conocimiento de su vida podemos intentar el trazo de un análisis valorativo que nos ofrezca una dimensión justa de Andrés Petit.

Su venta del secreto abakuá para posibilitar que también fueran aceptados los hombres blancos no fue más que producto del profundo conocimiento que poseía de nuestra nacionalidad; porque prejuicios aparte, fuimos conformados y somos esa liga heterogénea y nada ortodoxa de diferentes razas. En casi ningún otro país como este caben aspectos que marquen diferenciaciones, y por tanto, discriminaciones.

El polvo de sus sandalias que recorrían las calles estrechas de la Habana Vieja y Guanabacoa conocieron de esa mezcla que a la vez conllevó a lo que tal vez denominemos como una confusión de cultos y que no pasa inadvertida aún en nuestros días.

Si estábamos conformados de negros y blancos que iban a la misma iglesia aunque no se asentaran sus bautismos y enterramientos en los mismos libros, si la fe no se le negaba ni al que acababa de llegar de la ardiente África desconociendo a un Nazareno, por qué razón no iban a integrarse los blancos que lo desearan en un culto profesado por el amigo o el hermano de crianza.

Pettit fue profundamente católico. Podemos casi asegurar que terciario dominico. Su devoción al Santo Cristo del Buen Viaje también lo atestigua.

Se cuenta, y me inclino a que no sea leyenda, que uno de los ocho estudiantes de Medicina fusilados en 1871 era abakuá. De ser cierto, con seguridad integró el primer juego de blancos fundado por Pettit.

Este hecho como muchos otros más, atestigua que lo mejor de la nobleza criolla, y al decir lo mejor me refiero a la ligada a los afanes independentistas, estuvo vinculada a los cultos de Pettit.

La fundación del culto Quimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje fue otro intento de lograr la integración de blancos y negros en una misma fe. A veces no se llega a esta por el camino más recto, sino que se necesita de tomar atajos y salvar los vericuetos.

Eminentemente cristiano, a él se debe la introducción del crucifijo en estos cultos.

Lo que hizo mediante su obra y vida fue convertirse en una hermosa parábola de la transculturación.

Andrés Pettit, por ser él mismo un ejemplo de la mezcla de razas, sintió esa dualidad en su propia existencia, por lo que utilizó varios senderos a la vez. Lo mismo consagró como Isué, que preparó su nganga, el tronco de los demás kimbisas, que rezaba en latín.

En música se le denomina contrapunto a la concordancia armoniosa de voces contrapuestas. Guarda gran similitud con este concepto la integración armónica de distintas religiones realizada por Pettit.

Andrés Pettit, incluido con las diversas religiones que practicó y fundó, además de la vida que llevó consagrada a realizar el bien, ayudando a los más pobres, sin ostentación ni lujos, sino asceta igual que un monje de convento fue, sin lugar a dudas, un hombre principalmente místico.

Entiéndase por místico el individuo que busca la luz por diversos caminos, que no desdeña ningún conocimiento, ninguna escuela filosófica; en fin, que se dedica a la vida espiritual. No existe margen de duda alguna para aseverar que Andrés Petit fue, en esencia, un hombre místico.

La legendaria historia de sus milagros y hechicerías vista a la luz de los grandes avances científicos puede ser escuchada con sonrisas incrédulas y escépticas, para las que nunca habrá una prueba objetiva. Se podrá estar de acuerdo o no con ellas, pero estas superviven dentro de lo más puro de nuestras tradiciones, porque como escribiera ese grande de nuestras letras, Alejo Carpentier: "Los que no creen en santos, no pueden curarse con milagros de santos".

José Kimbisa........

Padre San Elias Arriba Nganga

Orden 7 Quimbisa Con Mayombe

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